¿Has leído el cuento de Isaac Asimov “La sensación de poder”?
En él, Myron Aub, un técnico gris de edad avanzada del mundo futuro, tiene que convencer a científicos y mandos militares de que su misterioso pasatiempo está ligado a las matemáticas y no es puro ilusionismo, que es algo que permite utilizar el pensamiento superior del ser humano. Aub ha aprendido a hacer sumas, restas y multiplicaciones de números de más de dos cifras con lápiz y papel. La aversión inicial de las altas esferas de control social se convierte en una atracción interesante: ¿de verdad es capaz el ser humano de encontrar y utilizar un razonamiento que las máquinas hacen “de manera natural”? En un mundo futurista en que las máquinas que se crean implementan algoritmos cuyo rastro se ha perdido ya hace mucho tiempo, de pronto el hombre tiene el poder de “ultrapasar” a la máquina, de saber cómo funcionan las bases del conocimiento. Y tal vez eso cambie la situación geopolítica de la humanidad.
Estamos en un momento histórico muy interesante. Ha irrumpido la IA Generativa, y tenemos entre manos una herramienta basada en la interacción de miles de millones de nodos entrelazados, con diferentes pesos y probabilidades en sus enlaces, para generar una respuesta que imita el conocimiento y el lenguaje humano. Pero ¿qué pasa dentro de ella? Imposible seguir el rastro ya de una petición, o prompt. La pregunta que lanzamos a una IAG se pierde entre los miles de millones, número que no es exagerado sino real. Se diluye, se transforma, se regenera en una respuesta que encaja en nuestro cerebro, la recibimos, y seguimos. ¿Empezamos a perder el control de lo que generamos? Este es un momento en el que todos deberíamos parecernos a Aub. Deberíamos replantearnos qué es lo fundamental. Nosotros somos docentes. Seamos interpelados por este reto.
¿Queremos que nuestro estudiantado se diluya, se transforme, se convierta en un generador de respuestas que encajen bien? ¿Qué es lo que hace que mi asignatura sea importante en su formación? ¿Qué es lo que fundamenta el conocimiento que permitirá a esos seres humanos convertirse en creadores de su propio destino, en profesionales que forjarán el futuro con su conocimiento y habilidades? ¿Cuáles de entre las famosas competencias que tenemos que transmitir y entrenar son las que de verdad les diferenciarán de una máquina? Somos una universidad, aquí la sabiduría y el ingenio edifican su casa, y en esta casa están los cimientos del mañana. ¿Qué tenemos que enseñar que no enseña una IA? ¿Qué experiencia, qué ingenio o qué sabiduría van a buscar en mí mis estudiantes, qué les voy a ofrecer?
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